El rey Sirham de la India quedó súper impresionado con el ajedrez, un juego de mesa, que le ofreció a un hombre llamado Lahur (el creador del ajedrez), cualquier cosa que quisiese como recompensa. Lahur, muy sabio, pero a la vez humilde, le pidió al rey 1 grano de trigo por la primera casilla de su tablero; 2, por la segunda; 4, por la tercera; 8, por la cuarta, y así sucesivamente...
El rey, siendo un poco ingenuo, respondió: "No pides mucho, servidor", y hizo que le entregasen a Lahur un saco con granos de trigo. Cuando empezaron con la cuenta, no llegaron ni a 20 casillas, pues ni si quiera la producción del reino entero sería suficiente para conseguir la cantidad que Lahur pidió.